No entraré en valoraciones de las fiestas. En primer lugar porque no he estado, y después porque tampoco me he molestado en preguntar sobre el tema. Solamente dispongo de estos comentarios que parece que no son muy partidarios del qué y el cómo se han desarrollado. Y no, como no he sido espectador directo, no ahondaré en heridas. Bien al contrario, felicito a quienes se esfuerzan en la organización y dedican su tiempo para hacerlo lo mejor posible.
No obstante, y por esa experiencia que da el tiempo, me permito hacer un pequeño apunte. Cualquier actividad de este tipo (fiestas, actividades culturales…), puede hacerse de dos modos:
1) Con dinero
2) Con Imaginación.
En el primer caso, cuando se viven “vacas gordas”, cualquiera es capaz de hacer un gran programa de fiestas, basta extender cheques a diestro y siniestro y agradar a todos los públicos. No es necesario tener remota idea de nada. Mediante este sistema se puede programar un festejo, una semana cultural, gobernar una ciudad o un país y organizar los Juegos Olímpicos.
Tratar de hacer lo mismo sin euros es harto complicado. No imposible. Lo peor que puede hacerse en este caso es ponerse a llorar con la excusa de que no hay fondos y rellenar un papel en blanco con ocurrencias varias que también hacen llorar a quien lo lee. La crisis no es excusa; la prueba la tenemos en numerosas localidades que presentan programas más que interesantes.
A falta de medios económicos, entra en juego una virtud que no se adquiere por ciencia infusa: la imaginación. O mejor, la creatividad.
Hay muchas personas que se consideran creativas, de hecho pasan horas y horas en la barra del bar arreglando el mundo u organizando el programa de fiestas. Pero no, no es eso. Creatividad viene de crear; y crear, que hasta no hace tanto solo podía hacerlo dios, es una facultad que se adquiere al cabo de mucho tiempo, especialmente con el estudio y la dedicación. No se conoce una sola obra de arte creada por casualidad. Ese es el error de los falsos “creativos”, que un día se levantan de la cama y se creen con la sapiencia necesaria para coordinar un grupo, hablar de lo divino y lo humano o edificar una catedral.
Dado lo extenso del asunto, me limitaré a poner un ejemplo de cómo hacer las cosas “sin dinero” y “con imaginación”: “Al sol que más calienta”, programa cultural que se está desarrollando en Narros del Castillo. Y si quieren otro más, la actividad laboral y cultural que durante todo el año tiene lugar en Gotarrendura. Basta mirar a nuestro alrededor para aprender a ser creativos; eso sí, dedicando algo de tiempo y levantando la mirada del ombligo.
Javier S. Sánchez
No obstante, y por esa experiencia que da el tiempo, me permito hacer un pequeño apunte. Cualquier actividad de este tipo (fiestas, actividades culturales…), puede hacerse de dos modos:
1) Con dinero
2) Con Imaginación.
En el primer caso, cuando se viven “vacas gordas”, cualquiera es capaz de hacer un gran programa de fiestas, basta extender cheques a diestro y siniestro y agradar a todos los públicos. No es necesario tener remota idea de nada. Mediante este sistema se puede programar un festejo, una semana cultural, gobernar una ciudad o un país y organizar los Juegos Olímpicos.
Tratar de hacer lo mismo sin euros es harto complicado. No imposible. Lo peor que puede hacerse en este caso es ponerse a llorar con la excusa de que no hay fondos y rellenar un papel en blanco con ocurrencias varias que también hacen llorar a quien lo lee. La crisis no es excusa; la prueba la tenemos en numerosas localidades que presentan programas más que interesantes.
A falta de medios económicos, entra en juego una virtud que no se adquiere por ciencia infusa: la imaginación. O mejor, la creatividad.
Hay muchas personas que se consideran creativas, de hecho pasan horas y horas en la barra del bar arreglando el mundo u organizando el programa de fiestas. Pero no, no es eso. Creatividad viene de crear; y crear, que hasta no hace tanto solo podía hacerlo dios, es una facultad que se adquiere al cabo de mucho tiempo, especialmente con el estudio y la dedicación. No se conoce una sola obra de arte creada por casualidad. Ese es el error de los falsos “creativos”, que un día se levantan de la cama y se creen con la sapiencia necesaria para coordinar un grupo, hablar de lo divino y lo humano o edificar una catedral.
Dado lo extenso del asunto, me limitaré a poner un ejemplo de cómo hacer las cosas “sin dinero” y “con imaginación”: “Al sol que más calienta”, programa cultural que se está desarrollando en Narros del Castillo. Y si quieren otro más, la actividad laboral y cultural que durante todo el año tiene lugar en Gotarrendura. Basta mirar a nuestro alrededor para aprender a ser creativos; eso sí, dedicando algo de tiempo y levantando la mirada del ombligo.
Javier S. Sánchez
Donde hay que firmar ?. Totalmente de acuerdo, Javier, pero es que además de Imaginación, tb hace falta un poquito de tiempo, alguna molestia etc... en fin, un poquito de trabajo y ganas, y este es el problema cuando no hay dinero. Ahora hay poca gente que haga algo por nada.
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