Tuve la suerte de conocer a Mª Carmen Sanz, pozaldeja, maestra y poetisa del “Grupo la espiga”, poco después de nacer su hija Alba. Se mostraba preocupada porque para ese año no tenían pregonero de las fiestas de San Boal que celebran cada 20 de mayo. De vez en cuando, y a medida que pasaban los días con más desasosiego, mostraba su inquietud. Intentaba ayudarla por todos los medios sin que llegásemos a encontrar la solución al problema. Meses después, mediado abril y apenas a un mes de la fiesta grande de Pozaldez, nada más entrar al colegio y con amplia sonrisa me anunció la buena nueva:
- ¿Sabes, Javier? ¡Ya tenemos pregonero para San Boal!
- ¡Por finnnnn! Me tenías preocupado.
- ¿Y quién va a ser?- pregunté intrigado.
- Tú.
Un sudor frío recorrió todo mi cuerpo. La ansiedad fue en aumento cuando, revisando la hemeroteca, me encontré con escritores de la talla de J. González Torices, M. García Pásaro,…
PREGÓN DE LAS FIESTAS DE SAN BOAL. POZALDEZ, 1993.
Es, quien les habla, enemigo de ampulosidades y grandilocuencias. En buena hora, hubiera apartado de mí este cáliz de venir a pregonar, de no haber tenido la seguridad de que, el mal trago que me producen estas puestas en escena, lo pasaría en vuestra grata compañía ya que sois gentes nobles; y, por supuesto, con un sorbo del mejor de vuestros vinos.
Vuestra sensibilidad estética y la fidelidad a una tradición, hacen posible la conmemoración de esta fiesta en la más justa observancia de vuestro pasado. Y hacen posible estas reuniones que no son excepcionales en cuanto, lejos de cualquier diferencia, aparecen como visita a los amigos de siempre. Los lazos de amistad nacen con el ser humano; nosotros nos empeñamos en demostrar que ya existían.
Si “de poetas y de locos todos tenemos un poco” (unos más que otros de ambos oficios), conviene de cuando en vez, hacer este difícil ejercicio de catarsis que es parir lo que ya quema en nuestro interior.
Para este, mi primer pregón, pude contar con el consejo y asesoramiento de algunos amigos. También con la inestimable ayuda de vuestro “POZALDEZ, HISTORIA Y VIDA”, trabajo que recoge todo vuestro pasado y habla de vuestro futuro a quien se acerca a Pozaldez. Sin embargo, siempre desee tener a mano un receta- ahora que abundan tanto, como las del Sr. Arguiñano-, para elaborar este texto. Ciertamente no encontré ninguna y , para prevenir este vacío a mis sucesores, a continuación les ofrezco ésta “Receta para ser pregonero en Pozaldez”.
para ser en Pozaldez buen pregonero,
disponer presto el alama por puchero
añadir especiales ingredientes:
un puñado de palabras, prendido
un rosal con ternura al mes de mayo,
un poquito de luz, tan sólo un rayo
en ascua de estrellas encendido.
Toma las palabras al momento,
haz un poema, injértale al rosal
un racimo de sueños de niñez;
pon el alma a la luz, a fuego lento,
lo que dura una oración en San Boal
y ya eres pregonero en Pozaldez.
Al ser designado pregonero en San Boal 1993, he querido conocer mejor vuestro pueblo. Me he acercado en varias ocasiones, unas con recelo y otras con la curiosidad de quien abre su caja de Pandora.
Me acompañaron en alguna ocasión mis amigos de la Asociación Cultural “Juventud, 91” de Fontiveros, localidad abulense en que resido. En el Bar de Felipe, en “Los Carrilles” y “El Arrabal”, quisimos probar vuestro vino y saboreamos vuestra camaradería. Entendimos desde un primer momento que disponéis una especial hospitalidad al visitante.
El alma descubre en San Boal
una torre de luz izada al cielo,
llevándose en la palma de su vuelo
la belleza de un pueblo sin igual.
Noble enseña, esfinge colosal
de paz teñida, de glorias y de anhelo
que un pueblo, en oración desde el majuelo,
busca al atardecer, siempre leal.
Se encumbra Pozaldez en lontananza
mientras arde en el surco la semilla
al silencio de una bienaventuranza.
San Boal es tan grande maravilla
que, alcanzando el cielo con su lanza,
toma el nombre de “Giralda de Castilla”.
Ya latía Pozaldez en mi memoria de niño; en ella guardo la imagen de vuestro embajador, Luisito. Regreso a una tierra en torno a la cual ha transcurrido una buena parte de mis años. Primero Medina, casi con la niñez a cuestas, me acogió durante tres años. Seguidamente, en Valladolid durante ocho años más, recibí mi formación de bachiller, magisterio y casi cura.
Imagino Pozaldez en el centro mismo de aquellos poemas, verso séptimo de aquellos sonetos que, si el autobús tomaba velocidad, no alcanzarían los catorce versos. O sería el entramado de un cuento de hadas, de una página del diario o de una carta de amor. Era, y sigue siendo Pozaldez, idas y venidas de una luz a otra luz, de un camino a otro camino.
He encontrado este fervor místico que invade Castilla toda, y que se presiente cuando el caminante acerca el paso a Pozaldez. He encontrado, también, los pregoneros, juglares, voceadores, - ¡qué hermosas palabras-, imagen de afecto que encienden el verso y lo proclaman- ¡qué hermoso oficio!- en cada rincón, vistiendo las noches de lunas y sueños y los días de amaneceres y nostalgia.
Y el vino. Apenas me atrevo a nombrarlo ante vosotros. Aquí se ofrece vino antes que agua. Me alegro porque “bueno es el vino cuando el vino es bueno, pero si el agua procede de una fuente cristalina y clara…, prefiero el vino al agua”. ¡Ojalá que la fama de vuestros vinos sea imperecedera! Bien es cierto que el vino gana con la edad: ¡¡¡Cuánto mayor soy más me gusta!!!
POZALDEZ, SORBO A SORBO
En miradas azules de la noria
he visto un cielo limpio, inmaculado,
y manojos de soles bien dorados
en las viñas que están llenas de gloria.
y en su credo se mira enamorado,
que no existe más gloria que un pasado
que se hace futuro en la memoria.
la luz que por los siglos se amanece
y es espejo de Castilla en su altivez.
de la copa que el tiempo reverdece,
beberla sorbo a sorbo en Pozaldez.
He encontrado un pueblo amante de sus raíces. Enhorabuena porque, entre todos, estáis conservando una importante herencia histórica. MI felicitación a la Asociación Cultural “Las Peñas” por el excelente trabajo que están llevando a cabo. Sé lo difícil que es mantener viva esa inquietud cultural en el ánimo de los jóvenes. Pero hoy, más que nunca, nosotros somos los más necesitados. Conociéndonos mejor, amando nuestro entorno y nuestro pasado, participando en armonía…, no vamos a arreglar el mundo, pero sí crear en nuestro pueblo, en estos escondrijos casi deshabitados, un clima de entusiasmo en el trabajo en provecho de todos.
Si la patria del escritor es su lengua, no he querido esta tarde sino encontrarme en casa. Y a fe que lo habéis conseguido.
¡VIVA POZALDEZ Y SUS GENTES!
Javier S. Sánchez
20 de mayo de 1993
Parece que fue…hoy.
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