El día 17 de enero se celebra San Antón. Es la fiesta de "Los Quintos", es decir, de los mozos que entraban en quinta (sorteo para acudir al servicio militar).
La fiesta comienza a partir de la Festividad de los Reyes. Los quintos, durante once días recorren las calles del pueblo haciéndose ver y oír, antes con cantos y rondas y ahora con petardos y cohetes que llenan de ruido y olor a pólvora el pueblo. Aprovechan también para celebrar cenas de amistad en las que hablan de lo divino y de lo humano pero, sobre todo, de la preparación de la Fiesta de San Antón.
La fiesta comienza con un acto religioso presidido por la imagen de San Antón que los mozos sacarán en procesión. Pasacalles y gaitillas amenizan estos actos mañaneros. Al acabar, los quintos ofrecen un convite a todos los fontivereños.
La jornada de tarde es profana y muy vistosa. Hace años se "corrían los gallos". Los gallos eran colgados muertos y boca abajo de una cuerda, siendo la tarea de los quintos el arrancarle la cabeza a base de sucesivos estiramientos. Esta costumbre dió paso a otra más vistosa: "correr las cintas". Situadas dentro en una caja, las cintas de variados colores cuelgan de una cuerda que cruza de lado a lado la calle, quedando una anilla colgando. Los quintos, a caballo o en burro, tratan de coger con un punzón una de esas cintas. Cuando alguno lo consigue, todos los quintos le siguen hasta su casa. Allí entregará la cinta a su madre, hermana o novia, y a cambio le imponen una banda previamente bordada por las MM. Carmelitas del convento de clausura. También les entregan un puro con una funda bordada también por la monjas.
Finalmente, se "corre el bollo" y se acaba con un baile.
La fiesta comienza a partir de la Festividad de los Reyes. Los quintos, durante once días recorren las calles del pueblo haciéndose ver y oír, antes con cantos y rondas y ahora con petardos y cohetes que llenan de ruido y olor a pólvora el pueblo. Aprovechan también para celebrar cenas de amistad en las que hablan de lo divino y de lo humano pero, sobre todo, de la preparación de la Fiesta de San Antón.
La fiesta comienza con un acto religioso presidido por la imagen de San Antón que los mozos sacarán en procesión. Pasacalles y gaitillas amenizan estos actos mañaneros. Al acabar, los quintos ofrecen un convite a todos los fontivereños.
La jornada de tarde es profana y muy vistosa. Hace años se "corrían los gallos". Los gallos eran colgados muertos y boca abajo de una cuerda, siendo la tarea de los quintos el arrancarle la cabeza a base de sucesivos estiramientos. Esta costumbre dió paso a otra más vistosa: "correr las cintas". Situadas dentro en una caja, las cintas de variados colores cuelgan de una cuerda que cruza de lado a lado la calle, quedando una anilla colgando. Los quintos, a caballo o en burro, tratan de coger con un punzón una de esas cintas. Cuando alguno lo consigue, todos los quintos le siguen hasta su casa. Allí entregará la cinta a su madre, hermana o novia, y a cambio le imponen una banda previamente bordada por las MM. Carmelitas del convento de clausura. También les entregan un puro con una funda bordada también por la monjas.
Finalmente, se "corre el bollo" y se acaba con un baile.
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